Toda actividad profesional tiene una deontología. Y el marketing también. Hacer marketing conforme a determinados usos, principios y valores supone hacer un uso ético del mismo. Esto es algo que tiene toda su razón de ser, más y cuando hablamos de "marketing educativo". En marketing, efectivamente, "no todo vale" para alcanzar el objetivo que pretendemos y menos "a cualquier precio", pues el fin no justifica los medios.
Por ello proponemos el concepto de marketing ético como fundamento básico de la credibilidad de nuestro discurso y de la puesta en valor de nuestra propuesta educativa.
Marketing Ético es un concepto amplio que encuentra toda su razón de ser al hablar de marketing educativo y que afecta a nuestro modo de ser, de estar, de hacer, de comunicar como centros educativos y de relacionarnos con las familias, los alumnos y los educadores, así como con el entorno y la competencia en el ámbito de la educación.
Responsabilidad, honestidad, transparencia, respeto y profesionalidad son algunos de los valores que deberían acompañar a quien se dedica y practica la apasionante tarea del marketing educativo.